La primera parte de la asignatura llega a su fin
y toca hacer balance. En líneas generales me ha gustado la dinámica de la
asignatura aunque tengo que decir que los primeros días no me sentía muy cómodo
trabajando de esta forma. Al fin y al cabo los que venimos de ramas técnicas
estamos demasiado acostumbrados a trabajar en las asignaturas con la misma
mecánica, el profesor o profesora propone algún ejercicio y nosotros lo
intentamos resolver como máquinas sin pensar o reflexionar demasiado, en
definitiva suele estar todo encaminado a aprender a aprobar un examen. En
cambio gracias a esta asignatura he podido reflexionar y pensar acerca de temas
o ámbitos que de no haber caído por aquí ni me lo hubiera planteado. Cada día
se nos ha planteado un tema o tarea diferente y cada uno de nosotros
profundizábamos en el tema hasta donde nosotros mismo nos poníamos el límite.
Pienso que es una buena metodología de impartir las clases mucho más amena y
efectiva que si por ejemplo diésemos teoría pura y dura. Para terminar, como
mejora, creo que estaría bien hacer mas charlas como la de Diego para conocer
diferentes ámbitos de la situación “real” en la educación. Me imagino que no
debe ser nada fácil encontrar a gente que esté dispuesta a “perder” su tiempo
en hacerlo pero de verdad creo que es algo muy útil.
Tarea 10.- Balance
Tarea 9.- Impresiones sobre la diversidad, sobre PMAR, PCEs y otras hierbas...
Creo que como al resto de compañeros de clase la
charla que nos dio Diego me pareció muy interesante y enriquecedora. Nos enseño
la parte de la educación de la que nadie nunca habla. Esta muy bien conocer de
primera mano las impresiones de un docente que ha vivido estas situaciones y te
hace de alguna manera reflexionar; ¿Qué haría yo ante una situación así? ¿Cómo reaccionaría?
¿Valdré yo para esto?... Sinceramente, creo que este máster que estamos
cursando cojea un poco desde este punto de vista, pienso que debería ser más
práctico y aprender a manejar situaciones de este tipo, con las que queramos o
no, nos vamos a encontrar. Por todo ello no me queda más que dar las gracias a
Diego y cómo no a Mª Jose por hacer posible que él
estuviera con nosotros.
Para la segunda parte de esta entrada me gustaría centrarme en el tema de diversidad funcional. Pienso que es bueno ahondar un poco en el tema ya que es algo que se da en las aulas y por lo tanto hay que saber responder ante ello y aprender a adaptarles el entorno en la medida de lo posible.
Por persona con diversidad funcional entendemos a
cualquier persona que tiene una limitación o restricción para realizar las
actividades de la vida diaria, interaccionar con el entorno etc. Es muy común confundir
este término con el de minusvalía, deficiencia o discapacidad pero en los últimos
años se ha adoptado un cambio hacia un término no negativo como es el de
diversidad funcional ayudando con ello a la integración y a la inclusión.
Sin negar la realidad, de alguna manera se puede
decir que todos somos diversos funcionalmente, es decir, todos tenemos unas
limitaciones y unas capacidades, cada uno las suyas, inclusive las personas que
consideramos con diversidad funcional tienen sus capacidades, por lo tanto
habrá que potenciarlas, Además estas personas en la mayoría de los casos son un
ejemplo mayúsculo de superación y de fuerza de voluntad. No hay un solo tipo de
diversidad funcional, en función del ámbito en el que se presenten problemas se
conocen diferentes tipos: física o motriz, sensorial (auditiva, visual…) y
cognitivas. Como yo ni de lejos soy un experto en el tema dejo por aquí y aquí
un par de artículos para conocer más
sobre el tema, además de un video
muy interesante. Para terminar, como nosotros siempre nos movemos por el ámbito
tecnológico dejo por aquí
esta otra página donde aparecen varias aplicaciones para facilitar el día a día
a personas con diversidad funcional.
Tarea 8.- Reflexiones sobre el hablar en público, sobre el uso de rúbricas
Hablar
en público es una cosa que hacemos en nuestro día a día y muchas veces lo
hacemos sin ni siquiera darnos cuenta, por ejemplo, en nuestro grupo de amigos,
en nuestra familia, con los compañeros de clase etc. El “problema”, por llamarlo
de alguna manera, viene cuando tenemos que hacerlo de manera más formal, por
ejemplo como lo hicimos en clase. Es en estas situaciones cuando nos ponemos
más nerviosos y cuando nos cuesta más expresarnos de forma fluida y natural.
Por ello es importante poner énfasis en algunos aspectos a la hora de hacerlo y
hacer una pequeña planificación de cómo quieres llevar la exposición, aunque
después la propia dinámica de la exposición nos lleve por un camino diferente
al que habíamos planeado. Para mí la clave a la hora de hacer una exposición
oral es crear en el oyente la necesidad de seguir escuchando, la necesidad de
aprender lo que le tienes que contarles. Algo muy fácil de decir pero muy
difícil de hacer. Para ello hay que transmitir emociones a los oyentes y
utilizar expresiones fáciles y un lenguaje corporal para generar interés y
entusiasmo sobre el tema. Es importante usar un tono de voz adecuado y utilizar
material de apoyo (fotos, videos, ejemplos prácticos…) para hacer la
presentación más dinámica. Si el tema da pie a ello, se puede interactuar con
los oyentes para hacerles partícipes de la presentación y para conocer su punto
de vista sobre el tema.
En
mi caso me hubiera gustado hablar de algún otro tema, como por ejemplo del
ciclismo que es mi gran afición, pero como entre clase y clase dispongo de muy
poco tiempo para preparar algo coherente y entretenido decidí hacer una
exposición sobre mi trabajo. Esto me permitió sentirme seguro y llevarla a cabo
prácticamente sin prepararla. Creo que mi mayor punto débil a la hora de
expresarme en público es que trasmito nerviosismo, es decir, aunque yo en el
fondo no me ponga nervioso, por mi forma de ser (un poco acelerado) acabo
explicando todo de manera rápida, y muchas veces, doy por hecho que los oyentes
saben cosas que no he explicado.
En
cuanto al uso de las rúbricas tengo que reconocer que no las conocía, pero me
han parecido una herramienta muy útil. Sobre todo para evaluar exposiciones
orales, presentación de proyectos finales de carrera, para evaluar protocolos que
sean muy mecánicos… Veo un poco más difícil el uso de las rúbricas para evaluar
exámenes ordinarios.
Desde
el punto de vista del evaluado, sí este conoce los aspectos que el evaluador va
a tener en cuenta, es de gran ayuda para saber de qué forma ha de prepararse ya
que sabe lo que el evaluador espera del evaluado.
Como
evaluador creo que también es una herramienta útil, sobre todo si la rúbrica la
prepara uno mismo. Más que para poner la nota como tal, el propio proceso de
preparar la rúbrica ayuda a tener claros los aspectos a evaluar. El pequeño inconveniente
que le veo a las rúbricas es que cuando evalúas a varias personas el mismo día
y evidentemente con la misma rúbrica, es inevitable acabar haciendo comparaciones
entre unos y otros.